La gente da los pretextos más extraños cuando no llega a tiempo a una cita. Los he escuchado y los he dado todos, desde que mi casa se inhundó hasta el ejército de ardillas entrenadas de Willy Wonka en mi cama. De verdad, todo.
Cierta vez, cuando yo estaba en cuarto de prepa en el CUM, el profesor de informática nos había dejado como trabajo en grupo hacer una maqueta de una Mother board. En mi equipo estaban Coño, Tere y Giovanni, como me llevaba bien con todos, decidimos que en vez de utilizar las comodidades que nos brinda la internet, iríamos en un divertido viaje de campo a la Plaza de la Computación, allá en el lejano, indómito y salvaje Centro Histórico.
Cité a todos en mi casa, pues era el punto medio, todos vivían a menos de media hora. La cita era un sábado a las 11 de la mañana.
Giovanni fue el primero en llegar, le gustaba ir a mi casa porque mi mamá siempre le hacía de comer lo que él quisiera, luego llegó Coño con su padre, él iba a llevarnos a aquél peligroso lugar. Entonces esperamos a Tere.
Esperamos y esperamos y esperamos un poco más.
Han de saber, que Tere vive a menos de 10 minutos de mi casa (caminando). Estuvimos llamando a su celular y ella siempre nos decía que el tráfico estaba espantoso, pero que llegaba en 5 minutos. Nos dió la una de la tarde y Tere nunca llegó, asi es que decidimos ir al centro sin ella.
Una vez en la camioneta del padre de Coño, Giovanni y yo nos sentamos atrás y mientras Coño y su padre nos contaban historias fomes, Giovanni y yo cantábamos A horse with no name a todo pulmón.
Ya en la plaza esta, hicimos un cansado recorrido en el que Coño obtuvo no menos de 23 plumas gratis, por no decir que las hurtó, y en el que Giovanni y yo nos perdimos entre una multitud de geeks jugadores de magic y de yu gi oh!.
Como a las 5 llegamos de nuevo a mi hogar, cansados y hambrientos pero dispuestos aún a ir a comprar el material necesario a Lumen y a hacer nuestra estúpida maqueta. Al abrir la puerta, lo primero que vimos fue a Tere sentada en el sillón de la sala, comiendo palomitas y viendo La era del hielo, había llegado una hora antes y mi mamá ya la había alimentado y le había puesto películas a su disposición para su amusement.
Enojados, le preguntamos a Tere por qué había llegado tan tarde, a lo que Tere respondió: "Es que me estaba bañando".