27.6.08

Criminilales


El otro día debrayando en la escuela, perdiendo el tiempo en la cafetería con mis amistades, volándonos clases vaya, planeamos el crimen perfecto.
Resulta que en la cafetería de la escuela existe un marco enorme con esta imagen de la película "La nave va" de Federico Fellini, y el mimo y yo la queremos hurtar.

Y gracias a nuestros conocimientos en hurto y ultraje que nos han dejado años de experiencia robando menus, sobres de azúcar, botellitas de vino y hasta cafeteras de Sanborns, hemos ideado el plan perfecto para el robo de tal pieza de colección.

El plan no va a ser fácil de llevar a cabo, el primer paso será infiltrarnos a la cafetería de la escuela en medio de la noche vestidos de negro y cargando grandes mochilas con cuerdas con picos y toda clase de artefactos absurdos, subir por los ductos de aire (ahá como hay...)y bajar al mimo con una cuerda y un arnés. El mimo deberá entonces tomar el poster y meterlo enrollado en un estuche especial con la temperatura controlada y, sin dar tiempo a que se activen las trampas, hacer contrapeso con otro dibujo idéntico dejándolo en su lugar. La parte de la imagen falsa que vamos a dejar está lista, un dibujito a mano con crayolas con un monito de palo remando un bote con una jirafa y con el lema: "La nave fué -Francisco Fellani".
Nadie notará la diferencia, de eso estamos seguros.

Confesiones

Iba a contarles unas anécdotas más de mi traumante infancia, pero qué hueva. Decidí que mejor les hago unas cuantas confesiones, para aliviar la gran carga de conciencia que tengo sobre mí.
1. Quizás no lo crean pero no soy morena natural.
2. Nunca he trabajado.
3. Leí El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. Y NO me gustó.
4. Ver sangre me marea.
5. Odio manejar.
6. No soy fan de Joyce.
7. Nunca vi La risa en vacaciones (ninguna de las 15).
8. Soy alérgica a la lactosa.
9. Las escaleras eléctricas me dan miedo.
10. No sé dividir.
11. Nunca me peino (sin albur).
12. Odio algunas palabras como "preñada" o "el fruto de su vientre".
13. Creo que nunca me aprendí las tablas de multiplicar.
14. Yo sí me acuerdo de Marimar y de su perro que pensaba en voz alta.
15. Uso los mismos jeans desde hace un mes.
16. Sé hacer el "alacrán" con la baba del pulque de pechuga de pollo.
17. Yo sí creo en la selección...de Alemania.
18. Amanezco con mal aliento.
19. Me da hueva bañarme.
20. A veces soy medio buena onda, pero nada más cuando me distraigo.

Y bueno, mejor le paro porque ya no podrán verme del mismo modo después de esto.

25.6.08

Ella es así II (o de cómo aprendí el valor de la venganza)

Esto pasó un poco más tarde, estaba en primer grado de primaria.
Tenía 5 años de edad, lo que me hacía la más pequeña de mi grupo, en edad y en estatura.
Y estaba Miguelina.
Aquélla tosca larguirucha de gran pelo...oh si tenía un gran pelo.
Hay detalles de mi infancia que no revelaré, como las circunstancias por las que vivía en provincia con mis abuelos, lejos del amor de mi madre.
Entonces Miguelina tampoco conocía tales circunstancias, pero las imaginaba erradamente.
A Miguelina le gustaba herirme con palabras como huérfana o nadietequiere, a Miguelina también le gustaba el borrador con dibujos de los Picapiedra que madre me había traído un par de días antes.
Y lo que Miguelina quería, Miguelina obtenía.
Pero Miguelina no sabía que a mí también me gustaba esa goma de borrar. Me gustaba mucho.

Un día más tarde, Miguelina estaba calva y yo borraba con mi goma de los Picapiedra.
Ese día Miguelina lloraba con gruesas lágrimas que parecían no dejar de salirle nunca y yo sonreía detrás de mi escritorio mientras bebía mi jugo de manzana que, extrañamente, sabía más dulce que nunca.

23.6.08

Ella es así I

Tenía entonces unos 4 años, acudía al Kinder. En mi clase había unos cinco niños más.
Ese día debíamos hablar sobre nuestros padres y a lo que se dedicaban para vivir.
Le tocaba el turno a Maria Fernanda, era una niña esquelética de pelo largo y grandes lentes, le gustaba gritar y fingir que siempre estaba enferma.
-Mi mamá es secretaria y mi papá se enredó con una piruja y se largó con otra vieja.
Los demás niños no supimos de qué hablaba, pero la maestra se puso muy nerviosa y comenzó a reir como desquiciada.
-Ay niños -decía- jeje, ay niños...em...Marifer por qué no vienes conmigo afuera, te daré un dulcecito.
La maestra seguía nerviosa y hablaba con torpeza hacia nosotros, como si nosotros supiésemos lo delicado de la situación.
Años mas tarde comprendí que lo que había dicho Marifer era una repetición exacta de lo que solía decir su madre, lo que hasta entonces desconocíamos era que el papá de Marifer se había ido a vivir con nuestra maestra del Kinder.