24.12.10

Del adios

No se si deba llamarse así esta entrada.

Verán, tengo abandonado este blog, ya lo habrán notado.

He pensado mucho las cosas y la verdad es que ya no creo poder seguir escribiendo habitualmente en este blog, al menos no como lo había estado haciendo.

Pero no lo quiero cerrar. Simplemente no estoy lista.

Esto es lo que haré:
Escribiré cuentos y minificciones, porque últimamente esto es lo que soy capaz de escribir, nada mas.

El tipo de blog me temo que cambiará, pero a los que les guste leer estas tonterías, serán agradecidos.

Sin más, me voy.

Feliz Christmukkah a todos.

13.10.10

Onírico

En algún lugar de esta ciudad, un hombre despertó una mañana con la idea bien clavada en la mente de que su esposa lo engañaba; no sabía cómo, no sabía con quién, no sabía en qué momento. Simplemente sabía que su esposa estaba durmiendo con otro.

El hombre comienza a seguir a su esposa a todas partes; va con ella a la oficina, comen juntos todas las tardes, la lleva en auto él mismo a sus citas con sus amigas... nada. El hombre no logra desentrañar el misterio de la esposa infiel, sin embargo, sabe con certeza que ella duerme con otro.

Una noche, ella se prepara para dormir, se lava los dientes, se pone el camisón y se acuesta al lado del esposo. Sonriente le da un beso en la mejilla y le dice: "buenas noches". He ahí el tan buscado cambio. Ella se ha puesto unas gotitas de perfume tras las orejas para dormir, es casi imperceptible pero el esposo, enloquecido de celos, la huele y se da cuenta del engaño. Su esposa ha estado durmiendo con otro cada noche quien sabe desde cuándo.

Cada noche ella sueña que duerme con otro hombre a su lado y ese otro, a su vez, sueña que duerme con la esposa perfumada de éste.
Ahora lo único que le queda al engañado es esperar a que su esposa esté profundamente dormida, entrar a la habitación que comparte con el otro y matar al infeliz.


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La otra mañana desperté pensando que había dormido acompañada, estaba en posición fetal mirando hacia el lado de mi cama que está pegado a la pared, dejando un espacio considerable para esa otra persona que, en mi sueño, dormía a mi lado. Me sentí algo estúpida a decir verdad, dejando ese espacio para alguien que no estaba; luego pensé en la posibilidad de que quizás, muy remotamente, esa persona pudo haber estado soñando que dormía a mi lado también.

Y ¿qué tal, si esa persona a su vez, había dejado un espacio del lado opuesto de su cama para mí? y ¿qué tal si esa persona más tarde se hubiere sentido estúpida también por imaginar (o soñar) un cuerpo dormido (el mío) a su lado?

.

11.10.10

Minificción

Cuando Heracles llegó al jardin de las Hespérides, se encontró con una planta embotelladora de Sidral Mundet.

30.9.10

Once again...

Tiene mucho que no paso por aquí y es probable que ya nadie visite este humilde blog. Sé que si alguien regresa, debería al menos darle una explicación, pero ciertamente no la tengo. Me alejé porque no tenía nada decente que publicar y si bien es cierto que podía haber publicado cualquier cosa, sé que hacerlo habría sido una clara ofensa a su inteligencia, y si tienen la amabilidad de visitar este lugar creo que se merecen algo mejor.

Pues bien, heme aqui. La semana que viene estaré en un congreso en Guanajuato, rechazaron mi brillantísima ponencia sobre Seamus Heaney los hijosdeputa, pero igual iré para prepararles mis famosisimos brownies especiales con Chocolax. En otras noticias, no postearé nada la siguiente semana.

Sin embargo, ya que el comité seleccionador del congreso no consideró pertinente mi trabajo, creo que como este es mi blog, debo (y puedo) publicar el que considero uno de mis mejores trabajos. Lo pondré aquí resumido porque son como 10 paginas, espero que a ustedes sí les guste.

El Norte de Heaney: Poesía para una tierra dividida.
La poesía es una forma de usar el lenguaje para conocer el mundo y sus cosas. En muchas ocasiones y en muy diversas tradiciones, la poesía se ha ocupado de encontrar el misterio de aquello que se acostumbra vivir. La poesía es entonces un espacio para explorar la identidad cultural. En ella el escritor puede construir y cuestionar la manera en la cual experimenta su vida social, su historia, su lenguaje y el lugar específico en el que vive. Todos estos elementos se encuentran en la poesía de Seamus Heaney.

La voz poética de Heaney hubo de forjarse en un terreno hostil tanto física como literariamente, si tomamos en cuenta que pertenecía a una clase, una cultura y una religión tradicionalmente oprimidas; y que en su caso hay que considerar también que el concepto de tradición presenta una acentuada complejidad, puesto que desde su primer libro Preoccupations ya se había definido como un autor que habla y escribe en inglés, que enseña literatura inglesa, que publica en Londres y que, sin embargo, no siente la tradición inglesa como propia.

Sin embargo, para él la poesía es una forma de cavar en la memoria, la suya propia, la de sus padres, la del campo y la de sus antepasados. En sus poemas es posible encontrar elementos que remiten a la vida rural, a la historia familiar, a la historia nacional, al presente en el que escribe y a los mitos y tradiciones que identifica como propios.
Su libro North o Norte en español, es una compilación de poemas con los temas del amor a la tierra, al campo, a la familia y a la memoria como denominador común. Es uno de sus libros más crudos y honestos y es el primero en el que Heaney habla de los problemas vividos en la Irlanda el norte durante la década de los 60’s. Se trata de una colección conmovedora por su sinceridad y por la profunda tristeza que le provoca al poeta la violencia que vive su país y la división de su propia tierra. Fue pensando en ella, en la tierra, que escribió su poema “Anteo”, publicado en Norte:
Anteo
Cuando me recuesto en el suelo,
encendido me levanto como una rosa por la mañana.
En las peleas a propósito caigo
para frotarme con arena.
Eso me funciona
como un elixir. No me puedo destetar
del largo contorno de la tierra, de sus venas-ríos.
Aquí abajo en mi cueva,
amarrado con raíz y piedra,
estoy en la cuna de tinieblas que me engendró
y me alimento de cada arteria
como un pequeño montículo.
Que cada nuevo héroe venga
buscando a Atlas y a las manzanas doradas.
Deberá luchar conmigo para pasar
al reino de la fama
entre los del cielo y los de sangre real:
podrá arrojarme al suelo y renovar mi nacimiento
pero que no planee levantarme de la tierra,
mi elevación, mi caída.

En la mitología griega, Anteo era un gigante, hijo de la Tierra y de Poseidón, que invitaba a los que llegaban a su casa a luchar con él y después de vencerlos los mataba. Heracles, al toparse con él en su camino en busca de las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, se dio cuenta de que cada vez que Anteo tocaba la tierra (su madre) recuperaba sus fuerzas y vencía a sus oponentes. Heracles entonces pelea con él, lo levanta sobre sus hombros y lo mata impidiendo que toque la tierra.
En su poema, Heaney retoma este mito con la tierra en un lugar fundamental y lo cuenta apropiándose de la identidad de Anteo. Pueden notarse las referencias a la tierra como el lugar del que se sacan fuerzas y la analogía que se establece entre ella y el cuerpo de una madre, con ello Heaney da voz a una figura que siempre había estado silenciada y oprimida, como la voz de Irlanda frente al poder de Inglaterra que impuso su lengua, sus costumbres y su literatura. Heaney vuelve a contar una historia ya sabida, la de Heracles y Anteo, pero al adaptarla a su situación específica nos obliga a entenderla de otra forma.
Como ya mencioné, para Heaney la poesía es como cavar en la memoria, no es de extrañar entonces que su primer poema se titule “Digging”, “Cavando”, el poeta observa desde su ventana, con pluma en mano, cómo su padre cava la tierra:
Cavando
Entre mi índice y mi pulgar
descansa la pequeña pluma; cómoda como un arma.
Bajo mi ventana un sonido limpiamente áspero
cuando la pala se hunde en terreno gravoso:
Mi padre, cavando. Miro hacia abajo
hasta que su forzada espalda, entre las flores,
se dobla profundamente, como hace veinte años
agachándose al ritmo de los ejercicios de las patatas
donde él estaba cavando.
La gruesa bota anudada en la lengüeta, la caña
contra la rodilla interior firmemente calzada.
Desenterraba grandes raíces, enterraba profundo el brillante filo
para esparcir las patatas que nosotros recogíamos
amando su fresca dureza en nuestras manos.
Por Dios, el viejo podía manejar una pala,
al igual que su viejo.
Mi abuelo podía cortar más turba en un día
que cualquier otro hombre en el humedal.
Una vez le llevé leche en una botella
apenas tapada con papel. Se enderezó
para beberla, luego continuó inmediatamente
abriendo y cortando prolijamente, arrojando césped
sobre su hombro, cavando profundo y profundo
tras la buena turba. Cavando.
El frío olor a moho de patata, el chapoteo y bofetada
de la turba empapada, los bruscos cortes de un filo
a través de vivientes raíces despiertan en mi cabeza.
Pero yo no tengo pala para seguir a hombres como ellos.
Entre mi dedo y mi pulgar
descansa la pequeña pluma.
Voy a cavar con ella.

Lo físico de las faenas agrícolas y su presencia activa, palpable, permanente en la memoria, aviva la conciencia del poeta; son varias las interpretaciones que pueden hacerse de este conocido poema, la más comentada es, sin duda, la equiparación que el poeta realiza de la actividad agrícola y la actividad poética, la línea de continuidad que traza entre la azada y la pluma, entre cavar la tierra y cavar el significado de las cosas.
Éste poema, aunque temprano, encerraba ya muchos de los ingredientes que se entrelazarían en sus diversas obras: su relación con la tierra, con los elementos que constituyen el paisaje, con la tradición familiar y de manera directa, con la figura del padre. Ésta última quedaría plasmada de forma clara y concisa en uno de sus poemas más conmovedores: “Follower”; “Seguidor”.
Seguidor
Mi padre trabajaba con arado de tiro,
sus hombros combados como vela tendida
entre las dos manceras y el surco.
Chascaba la lengua y los caballos jalaban con brío.
Un experto. Disponía la vertedera
y ajustaba la reja de punta acerada.
La tierra se apartaba sin romperse.
Al extremo de la hilera, con un simple tirón
de las riendas, el sudoroso par daba vuelta
y regresaba al campo. Su ojo
entrecerrado y en ángulo con la tierra
trazaba con precisión el surco.

Yo tropezaba a la zaga de sus toscos zapatos,
cayéndome a veces sobre los terrones pulidos;
a veces me llevaba sobre sus hombros,
y yo subía y bajaba con su tráfago.
Deseaba crecer y arar la tierra,
cerrar un ojo y afirmar el brazo.
Nunca hice sino seguirle
la ancha sombra por toda la granja.
Fui un estorbo, tropezando, cayéndome,
gañendo todo el tiempo. Mas hoy día
es mi padre quien trastabillea siempre
detrás de mí, y no quiere irse.

En este poema se hacen evidentes en principio dos cosas: la primera es que Heaney nos recuerda que él no siguió la tradición familiar de trabajar en el campo, la segunda, que el padre ha envejecido y que probablemente morirá pronto. Como en Digging, el poeta es siempre un observador. Sin embargo, es también visible el deseo que existe en el hijo de seguir los pasos del padre, de aprender las labores extenuantes del campo y de desarrollar los músculos y los callos del campesino.
Así pues, la poesía de Heaney, al igual que su patria, estaría siempre dividida. Entre el campo y la ciudad, entre católicos y protestantes, entre las labores físicas y las del intelecto, entre la figura del padre y la suya propia. Cuando subió al estrado a recibir su premio Nobel en 1995, dijo: “La poesía puede crear un orden fiel al impacto de la realidad externa y sensible a las leyes internas del alma del poeta” . Podemos decir entonces que Heaney halló por fin un equilibrio en la poesía, un equilibrio que contrarresta la hostilidad y la separación en el resto de su mundo.
La voz de Heaney transmite seguridad, tolerancia y entendimiento. No parece, evocando a Machado, que una de las dos Irlandas haya de helarle el corazón. Y es porque las fronteras de la literatura –en vez de oponer o separar- nos acercan, aunque estemos en mundos completamente opuestos.

Pues es esa, en fin, supongo que solo queria hacerles saber que Heaney es uno de mis poetas favoritos, si les gusta comenten y si no, pues también, what the hell, es un blog libre.

7.7.10

Merlín



Él es Merlín.

Y ésta es mi versión de Merlín, me tomó más tiempo del que esperaba pero por fin está terminado. Es un óleo sobre tela de 45.7x61 cm.

4.7.10

Meditaciones sobre Goncharóv

Cierta noche, Ilyá soñó con un rinconcito del mundo cubierto de bosque. En este rinconcito habia solo tres o cuatro pueblos separados por un par de kilómetros entre sí, como si una mano divina los hubiese arrojado descuidadamente ahí. En estos pueblos, todos se conocían y en ellos no se oía nunca de robos o asesinatos; en cierta ocasión, todos se habían sorprendido por el robo de unos nabos y zanahorias de la huerta del viejo Tarás y tal noticia circuló por semanas, finalmente se llegó a la conclusión de que seguramente habían sido pillos forasteros que pasaban por el pueblo rumbo a la provincia lejana.

En este pueblo se sabía que más allá del gran barranco que separaba a la comarca del resto del país, estaba Saratov, más allá estaba Moscú, mucho más allá estaban los franceses y los alemanes y más allá suponían que habían grandes países desconocidos y mágicos habitados por gigantes y hombres de dos cabezas y todavía más allá estaba el fin del mundo y el pez que sostiene la tierra sobre su lomo.

En la comarca del sueño hacía calor y los jardines de las casas parecían dormitar bajo los cálidos rayos del sol de abril.
Ilyá despertó en su camita y en su pequeño cuerpo de siete años. Su vieja nana, sonriente, acudió a ponerle los calcetines y a lavarle la carita antes de llevarlo a la sala en donde lo esperaba su hermosa madre, muerta hace ya muchos años. Ilyá la miró y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando corrió a abrazarla; su madre, extrañada, le preguntó a la nana si el pequeño Ilyúsha había dormido bien, si algo le dolía. Tomó sus manitas y las besó amorosamente. Ilyá estaba feliz.

Luego de la comida Ilyá salió al patio con su nana y mientras ella dormitaba en su silla, el pequeño fantaseaba con las epopeyas que cada noche la anciana nana le contaba; corría de un lado a otro, atravesaba la casa y no se oía ni un suspiro porque adentro todos dormían. Se sintió solo en el mundo y salió a explorar hasta que llegó al barranco, ese lugar lleno de duendes y coyotes al que no le permitían ir nunca. Entonces su corazón se llenó de miedo y corriendo regresó con la nana, justo a tiempo para que ésta tuviera que volver a la cocina a preparar la cena.

Ya en la noche, cuando la comarca entera dormía y ni los perros ni los gorriones hacían ya ruido y solo se oía a lo lejos el susurro pausado de una balalaica, Ilyá rogaba a su madre que lo sacara a pasear al bosque y se abrazaba a su pecho con la misma fuerza con la que deseaba no despertar nunca de ese bello sueño; su madre entonces alimentaba aún más la imaginación del pequeño contándole sobre las criaturas que habitaban el bosque y sobre cómo los héroes de los cuentos las vencían en nombre del amor. Ya siendo mayor, Ilyá había recordado esas historias con una sonrisa nostálgica en el rostro, pero ahora Ilyá abría mucho los ojos imaginándose a sí mismo como aquéllos valientes que luchaban contra bestias imposibles hasta que se quedó profundamente dormido.

Cuando el viejo Ilyá despertó, una sola lágrima rodó por su rostro, pero no era una lágrima de tristeza ni de nostalgia, sino de un profundo y sincero agradecimiento.

24.6.10

Fuckin' hipster

Tengo que admitir que había sido ignorante del término hasta ayer en la noche, cuando leía viejos posts de mi maestro ninja favorito de todo el Perú. Como jamás lo había escuchado, hice lo que cualquiera: lo googleé. Descubrí entonces que existen muchas y muy variadas definiciones de lo que es ser un hipster, algunas de las cuales son muy parecidas a lo que es un snob, un indie-gente o un condeche.

Sin embargo, casi todas las definiciones tenían en común el hecho de que una de las mayores características de un hipster es que jamás se saben hipsters o , peor aun, casi ninguno conoce el término hipster. Y en pocas palabras: tuve miedo. ¿Qué pasaría si descubría que yo era la personificación de lo que mi maestro el ninja más aborrecía? Luego de muchas horas de investigación lo supe; y con lágrimas en los ojos me vi en el espejo, horrorizada, mi mandíbula aflojada pendía inerte de mi cara en una expresión de indignación y una mano temblorosa cubría mi boca en una mezcla de espanto y sorpresa.
Yo era, indeed, medio hipster.

Sin saberlo, había caminado feliz por la vida, predicando mi amor por el buen cine, la buena música y los buenos libros, mientras sostenía un café y un cigarro y me había cortado el cabello frente el espejo del baño con mis propias manos inexpertas.

Perdóname Maestro, tu Padawan te ha fallado. No merezco ser Jedi ya nunca nunca, para siempre siempre.

21.6.10

Las letras quedan

Este que pasó fue un fin de semana difícil para las letras. José Saramago, premio Nobel de literatura en 1998, fue una voz universal; en sus novelas no se distinguen razas ni nombres, sus ciudades anónimas eran siempre intercambiables porque él exploraba la naturaleza humana. Era de Lisboa, pero pudo haber sido de cualquier ciudad, en cualquier país.

Carlos Monsivaís era muy diferente: periodista irónico, icono de nuestra facultad, de nuestra ciudad y de nuestro país. Era un crítico de todo, de la izquierda, de la derecha, de los de arriba y de los de abajo; la pluma era su aguijón y el humor era su veneno.

Ambos eran pensadores del hombre y de su mundo, este fin de semana los dos se fueron, pero las letras -como los gatos- se quedan.

"Y al día siguiente no murió nadie..."

11.6.10

Libertad

Por fin soy libre. Pero la libertad me sabe agridulce.

Creo que no te das cuenta de muchas cosas cuando estás estudiando. Te levantas de mal humor cada mañana, maldices el tráfico, llegas a tus clases, tomas notas, piensas en lo molestos que son algunos de tus compañeros, en lo chistosos que son otros. Sales, comes algo, entras a otra clase y quizás al final del día tengas tiempo y ganas de ir a retozar a Islandia un par de horas antes de ir a casa a hacer los deberes. La misma rutina todos los días en los que saludas y te despides de tus amigos sin pensar en que probablemente no los verás de nuevo, porque sabes que mañana verás las mismas caras y escucharás las mismas voces.

Ubicas bien a la chica que siempre se sentaba hasta el frente del salón con su amiga, que casi nunca hablaba pero que todos consideraban muy linda. Sabes que no tienes ni que apartarle el lugar al chico que siempre se sienta a lado de ti porque los otros chicos del salón saben que ese es su sitio. Sabes que en cuanto llegue Diana será hora de platicar un rato, preguntarle cómo le fue en su examen del día anterior. Reconoces bien la voz de la chica con la que nunca sostuviste una conversación de más de 5 minutos, pero que secretamente siempre admiraste por su inteligencia y su talento para escribir ensayos, esa chica que era tímida y nerviosa, que siempre se tocaba el pelo y reía extrañamente cuando hablaba frente al salón.

Supongo que no me había dado cuenta de que este era el último semestre para la mayoría de esas personas, personas con las que quizás jamás hablé, pero que de alguna manera hicieron que me acostumbrara a verlas ahí, como sombras eternas, voces familiares que me acompañaban de lunes a viernes (y a veces también los sábados) de 8 a 2.

Para mí esto aún no termina, no tengo trabajo de titulación, ni servicio social y aún me falta tomar un seminario. Pero hoy una chica me hizo darme cuenta de cuánto voy a extrañarla; puede sonar estúpido puesto que jamás fue mi amiga, nunca platicamos por messenger, no conozco sus apellidos y no recuerdo jamás haber entablado una conversación profunda con ella. Pero hoy me abrazó con sinceridad y se despidió de mí.

5.6.10

De las vírgenes suicidas

Un fragmento:

"La mañana en que tocó el turno de suicidarse a la última de las hermanas Lisbon (esta vez era Mary, con píldoras para dormir), los dos paramédicos llegaron a la casa sabiendo exactamente en dónde estaba el cajón de los cuchillos, el horno de gas y la viga del sótano de la cual se podía amarrar una cuerda. Bajaron de la ambulancia moviéndose muy lentamente en nuestra opinión y casi sin aliento, el gordo dijo: “Esto no es la televisión, gente, esta es la velocidad a la que vamos”. Él cargaba el pesado respirador y el desfibrilador a través de los arbustos que habían crecido monstruosamente y sobre el pasto maltratado que, trece meses antes, cuando comenzó el problema, lucía dócil e inmaculado.


La más joven, Cecilia, de apenas trece años, se había ido primero cortándose las venas como un estoico mientras tomaba un baño; y cuando la encontraron flotando en su pequeña piscina rosada, con los ojos amarillos de alguien poseído y su pequeño cuerpo que despedía el olor de una mujer madura, los paramédicos estaban tan asustados por su serenidad que solo se quedaron parados ahí, fascinados. Entonces la señora Lisbon irrumpió gritando y la realidad de la habitación se confirmó sola: había sangre en el tapete del baño y la navaja de afeitar del señor Lisbon destellaba en el fondo del retrete. Los paramédicos sacaron a Cecilia del agua tibia porque aceleraba el sangrado y le pusieron un torniquete en el brazo. Su cabello mojado colgaba por su espalda y sus extremidades ya estaban azules. No dijo ni una palabra, pero cuando le extendieron las manos encontraron la imagen laminada de la Virgen María que sostenía sobre su pecho floreciente.


Eso pasó en Junio, en la época de moscas de pesca, cuando nuestro pueblo se cubre con los restos de esos efímeros insectos. Se elevan formando nubes desde las algas del lago contaminado y ennegrecen ventanas, cubren los automóviles y las lámparas de la calle, pavimentan los muelles municipales y adornan los aparejos de los botes; siempre en esa misma omnipresencia marrón de escoria voladora. La señora Scheer, que vive al final de la calle, dijo haber visto a Cecilia el día anterior a su intento de suicidio. Estaba en la orilla de la acera con el antiguo vestido de novia acortado que siempre usaba, mirando un Thunderbird revestido de moscas de pesca. “Mejor te consigues una escoba, cariño”, le advirtió la señora Scheer. Cecilia la vio con su mirada de espiritualista, “están muertas”, le dijo, “solo viven veinticuatro horas. Salen del huevo, se reproducen y luego estiran la pata. No les da tiempo ni de comer”. Luego de eso metió la mano en la capa acolchada de bichos y escribió sus iniciales: C.L.


Hemos tratado de acomodar las fotografías cronológicamente, pero han pasado tantos años que se ha vuelto difícil. Algunas están borrosas pero resultan reveladoras: la Prueba A muestra la casa de los Lisbon poco antes del intento de suicidio de Cecilia, fue tomada por la agente de bienes raíces Carmina D’Angelo, a quien el señor Lisbon había contratado para vender la casa en la que su gran familia ya no cabía. Como se puede ver en la instantánea, al techo de pizarra aún no se le habían caído las tejas, el porche era aún visible por encima de los arbustos y las ventanas nos estaban todavía unidas con pedazos de cinta adhesiva: Una cómoda casa de los suburbios. La ventana superior derecha del segundo piso muestra una mancha borrosa que la señora Lisbon identificó como Mary Lisbon. “Solía encresparse el cabello porque decía que era demasiado lacio”, dijo años más tarde, recordando cómo se había visto su hija durante su breve estancia en la Tierra. En la fotografía, Mary fue capturada en el momento en el que usaba la secadora de pelo. Su cabeza parece estar en llamas, pero es solamente una ilusión óptica. Era el 13 de Junio, afuera era un día soleado con 28º".

Y si, la traducción es mía.

3.6.10

Las cosas más extrañas

Alicia se preguntaba siempre por qué le pasaban esas cosas, pero Alicia temía también que le pasaran cosas peores.
Con los años, Alicia se hizo a la idea de que las cosas más extrañas sólo le pasaban a ella y luego a sus amigos por extensión, por la mala costumbre que tenían de andarse juntando con ella.

Todas estas cosas las pensó Alicia un día que no encontraba las agujetas de sus tenis.
Si, Alicia era algo dramática.

23.5.10

El origen del nombre

The Garden of Proserpine

Here, where the world is quiet;
Here, where all trouble seems
Dead winds' and spent waves' riot
In doubtful dreams of dreams;
I watch the green field growing
For reaping folk and sowing,
For harvest-time and mowing,
A sleepy world of streams.

I am tired of tears and laughter,
And men that laugh and weep
;
Of what may come hereafter
For men that sow to reap:
I am weary of days and hours,
Blown buds of barren flowers,
Desires and dreams and powers
And everything but sleep.

Here life has death for neighbour,
And far from eye or ear
Wan waves and wet winds labour,
Weak ships and spirits steer;
They drive adrift, and whither
They wot not who make thither;
But no such winds blow hither,
And no such things grow here.

No growth of moor or coppice,
No heather-flower or vine,
But bloomless buds of poppies,
Green grapes of Proserpine,
Pale beds of blowing rushes
Where no leaf blooms or blushes
Save this whereout she crushes
For dead men deadly wine.

Pale, without name or number,
In fruitless fields of corn,
They bow themselves and slumber
All night till light is born;
And like a soul belated,
In hell and heaven unmated,
By cloud and mist abated
Comes out of darkness morn.

Though one were strong as seven,
He too with death shall dwell,
Nor wake with wings in heaven,
Nor weep for pains in hell;
Though one were fair as roses,
His beauty clouds and closes;
And well though love reposes,
In the end it is not well.

Pale, beyond porch and portal,
Crowned with calm leaves, she stands
Who gathers all things mortal
With cold immortal hands;
Her languid lips are sweeter
Than love's who fears to greet her
To men that mix and meet her
From many times and lands.

She waits for each and other,
She waits for all men born;
Forgets the earth her mother,
The life of fruits and corn;
And spring and seed and swallow
Take wing for her and follow
Where summer song rings hollow
And flowers are put to scorn.

There go the loves that wither,
The old loves with wearier wings;
And all dead years draw thither,
And all disastrous things;
Dead dreams of days forsaken,
Blind buds that snows have shaken,
Wild leaves that winds have taken,
Red strays of ruined springs.

We are not sure of sorrow,
And joy was never sure;
To-day will die to-morrow;
Time stoops to no man's lure;
And love, grown faint and fretful,
With lips but half regretful
Sighs, and with eyes forgetful
Weeps that no loves endure.

From too much love of living,
From hope and fear set free,
We thank with brief thanksgiving
Whatever gods may be
That no life lives for ever;
That dead men rise up never;
That even the weariest river
Winds somewhere safe to sea.


Then star nor sun shall waken,
Nor any change of light:
Nor sound of waters shaken,
Nor any sound or sight:
Nor wintry leaves nor vernal,
Nor days nor things diurnal;
Only the sleep eternal
In an eternal night.

-Algernon Charles Swinburne.

Este poema es, como habrán notado, el que le dió nombre a este blog hace ya mucho tiempo. Esta mañana recordé que consideraba este poema como mi favorito hace unos 4 años y pensé que después de todo lo que he aprendido, leído, estudiado, traducido... quizás esto había cambiado, quizás tenía un nuevo poema favorito. Entonces lo busqué, lo leí, lo releí y me dí cuenta de que este poema me sigue sabiendo a nostalgia y a dolor, a ese memento mori que siempre tengo en mente, a ese sabor agridulce de mis dias pasados y de los presentes.

Por eso se los traigo hoy, como un presente, para que al igual que yo lo saboreen y piensen como yo que The world is quiet here...

19.5.10

Annoying Ana o sobre mis teorías apocalípticas

Tengo una teoría: Diego (el chico que se sienta a mi lado en Historia Literaria Norteamericana) es un robot.

Si, sé que suena loco y poco probable pero hey!, así es este mundo en el que vivimos. Anyway, hoy finalmente y luego de muchos planes fallidos para descubrir su verdadera identidad decidí enfrentármele.

Esta mañana las aves cantaban, había poco tráfico, el día aun no se ponía tan insufriblemente caluroso, en fin, todo pintaba para ser un gran día en la facultad de Filosofía y Letras. Llegué con un ligero y elegante retraso a mi clase, todavía logré fumar un cigarro y pisotear un letrero de los hippies sobre algo de los presos políticos o la comida de la cafetería o (coloca tu causa ridícula favorita aqui) antes de entrar al salón, por lo que mi humor mejoró aún más. Entonces Diego hizo su aparición, actuando sospechoso y mecánico como siempre y abriendo los ojos al extremo al hablar.

Nos miramos con cierto rencor y nos saludamos como es debido. -Diego- dije yo, muy seria mientras trataba de sentir el frío metal debajo de la piel sintética de sus mejillas.
-Ana- dijo él, también muy serio pues sabe que sospecho de él y que pronto será descubierto.
Luego de escuchar cómo Diego discutía con mi amiga Diana sobre algo de unas copias de un libro, entramos al salón y mientras la maestra decía incoherencias sobre Thomas Pynchon y Tony Morrison comencé con la presión psicológica. Como la clase es en inglés y no se nos tiene permitido hablar en español, paso literal mi conversación con Mr. Roboto:

Ana- Hey, you're a Robot.
Diego- No, I'm not.
Ana- Yeah, I'm pretty sure you are.
Diego- I've been telling you this like forever, no! I'm not a robot!
Ana- Uuuh, little robot is getting cranky!
Diego- Oh God...

-pausa- Aquí la maestra interrumpió la conversación para preguntarme sobre la segunda ley de la termodinámica y su aplicación a un sistema cerrado de comunicación. Yo, por supuesto, respondí algo increíblemente inteligente que la dejó pasmada un par de minutos dándome la oportunidad de continuar con mi interrogatorio.

Ana- So... robot, tell me, how is it to be all steely and chromed?
Diego- Please stop.
Ana- All cold and lonely...it has to be lonely to be a robot right? I mean, in your planet maybe you have like your little robot girlfriend or something, but you know, here on Earth I'm sure you must feel awful.
Diego- In my planet?! I'm a robot not an alien!! Jeez! you don't even discern between one thing and the other!

En fin, la conversación/interrogatorio prosiguió un poco más hasta que Diego el Robot solitario camenzó a sobrecalentar su sistema y huyó de mi mente perspicaz, sin embargo, aquí está su prueba, Diego admitió finalmente ser un robot. Nadie me creía, me llamaban loca, se burlaban de mí y de mi pequeña teoría, pero he aquí la prueba, ¡dobléguense ante mi gran descubrimiento!.


...Descubrí también que los robots suelen ponerse muy susceptibles cuando se trata de extraterrestres...

16.5.10

Despedirse en la Condesa

Era una de esas tardes de hace unos meses que aún no eran dolorosamente soleadas y agotantes. Una ligera llovizna nos llenaba los hombros de gotitas frías mientras caminábamos por el parque México, comprando objetos absurdos a precios absurdos.
Más tarde el café obligado traería la conversación que habíamos estado evitando todo el día. Y ahí estábamos, sentados en aquél café pretencioso, mi amigo y yo.

-Nos conocemos desde hace mucho tiempo, ¿verdad? -comienza él.
-Si... algo. -no me queda de otra más que proseguir.
-Perdona por no decírtelo antes.
-Equis, no me importa en serio. -Le respondo con aire distraído mientras me acomodo los lentes oscuros para que no note la tristeza en mis ojos. Pero él me conoce y guarda silencio un par de minutos.
-Si sabes que eres mi mejor amiga ¿no?
-If you say so... -(al igual que el Ninja, tiendo a hablar pocho).
-No hagas eso.
-¿Que no haga qué?
-Eso... sé que estás molesta pero no me hagas sentir peor.
-Oh disculpa ¿te sientes mal? Bueno mira, por mí no te preocupes, en serio, que hayas decidido irte a vivir a Canadá sin haberme dicho nada no podría importarme menos. -Esto se lo digo de la manera más cool e impasible que puedo mientras enciendo un cigarro.

Giovanni aguarda en silencio hasta que termino mi café y mi cigarro.

-Yo también voy a extrañarte -me dice con una sonrisa nostálgica, como si no hubiera escuchado nada de lo que dije previamente.

Aprieto los labios en frustración y volteo a otra parte esperando que no se de cuenta de que estoy a punto de llorar.

-Equis. ¿Nos vamos?

Nos levantamos y pagamos al cuenta para seguir caminando un rato más por las pointless calles circulares de la Condesa, quizás por última vez.

12.5.10

Jus primae noctis

El señor feudal era un hombre alto, delgado y anguloso, de modales refinados.

Los recién casados lo miraron azorados, con un pavor no exento de respeto. "Vengo a reclamar mis derechos -dijo el señor suavemente- la primera noche me pertenece". Los aldeanos no se atrevieron a replicar. El blanco caballo sin jinetes que se encontraba junto al del barón relinchó nervioso, un soldado lo sujetó por las riendas y le acarició el cuello para tranquilizarlo.
El señor feudal sonrió. "Vas a venir conmigo al castillo, pichoncito, verás que te va a gustar". En seguida montó en su corcel y lo instó a dar media vuelta, alejándose en dirección del fuerte señorial, no sin antes haber hecho señas a sus guardias.

Los soldados entonces sujetaron al novio y lo montaron en el caballo blanco.

La novia se quedó llorando en la aldea.

25.4.10

Bullets

Así me siento hoy.

Verdes colinas y enemigos,
estas cosas nos ponen sentimentales por dentro,
tus palabras son gelignita
o solamente un sentimental más.

Atrapamos balas con los dientes
y aunque es fácil cuando sabes hacerlo
ellos esparcen el secreto por doquier antes de decírnoslo justo antes del amanecer,
y ahora no lo recordamos.

Nuestra sangre y tripas están de fuera,
esparcimos nuestros huesos por la mesa al anochecer,
nos cortamos los dedos,
para darnos esos pequeños entendimientos extra.

Atrapamos balas con los dientes
y aunque ellos se esfuerzan por no decirnos cómo se hace,
siempre lo hacen,
y ruegan por nuestro perdón
justo antes del amanecer,
y ahora no lo recordamos.

Atrapamos balas con los dientes,
es difícil pero son muy dulces
y si sacan un par
tratamos de arreglar las cosas,
atrapamos balas con la
cabeza y el corazón y nuestras partes más oscuras,
es extraño encontrar tal luz
en una noche tan eterna.

Es tan dulce perder a un amigo,
te alejas de la iglesia y saboreas
el aire en tus pulmones,
viejas mentiras y liciérnagas
graban ángeles en tus ojos
y todo se destruye,
murmuras plegarias a la oscuridad
hacia un dios en el que nunca creíste,
siempre lo haces,
esparces el secreto por doquier
pero eso no lo hará más fácil de ver
y ahora no lo recordamos.

Atrapamos balas con los dientes,
es difícil pero son muy dulces
y si sacan un par
tratamos de arreglar las cosas,
atrapamos balas con la
cabeza y el corazón y nuestras partes más oscuras,
es extraño encontrar tal luz
en una noche tan eterna,
atrapamos balas con la espalda,
despedimos al sepulturero y
lo mandamos a la sequía del jardín
para tratar de arreglar las cosas,
atrapamos balas con nuestros mejores recursos,
estamos felices y después ya no
le gritamos a la duda eterna.



Grupo: Tunng
Canción: Bullets
La traducción es mía

19.4.10

That is not what I meant, at all. That is not it at all.

Esta es mi versión de "La canción de amor de J. Alfred Prufrock" de T.S Eliot, personalmente es uno de mis poemas favoritos y por azares de la escuela tuve que traducirlo. Espero les guste.

Vayamos pues, tu y yo
cuando la tarde se esparza por el cielo
como un paciente anestesiado en la mesa de operaciones;
vayamos, por ciertas calles medio desiertas,
los retiros murmurantes
de noches sin descanso en baratos hoteles de paso
y restaurantes con mariscos malolientes;
calles eternas como una conversación tediosa
con la intención insidiosa
de guiarte a una cuestión sobrecogedora...
Ah...no preguntes "¿Cuál es?"
vayamos a hacer la visita pues.


Las mujeres en el cuarto taconean sobre mármol
y entre risas critican a Andy Warhol.


La niebla amarilla que frota su espalda contra los vidrios de la ventana,
el humo amarillo que frota su hocico en los vidrios de la ventana
y pasa su lengua por las esquinas del atardecer,
se queda en las albercas de los sumideros,
deja caer el hollín de las chimeneas sobre su espalda,
repta por la terraza, da un salto de repente,
y viendo que era una suave noche de octubre,
se enrosca al rededor de la casa y se duerme.


Y de hecho habrá tiempo
para el humo amarillo que se desliza sobre la calle,
frotando su espalda contra los vidrios de la ventana;
habrá tiempo, habrá un tiempo
para preparar una cara que encuentre a las caras que conozcas;
habrá un tiempo para dar muerte y uno para crear
y un tiempo para todos los trabajos y los días de manos
que alzan y dejan caer un dilema sobre tu plato;
un tiempo para tí, y un tiempo para mí,
y tiempo aún para un centenar de indecisiones,
y para cientos de visiones y revisiones,
antes de un pan tostado y una taza de té.


Las mujeres en el cuarto taconean sobre mármol
y entre risas critican a Andy Warhol.


Y de hecho habrá tiempo
para preguntarme "¿Me atreveré?" y, "¿Me atreveré?"
Tiempo para dar la vuelta y bajar la escalera,
con un punto calvo en medio de mi cabeza
(Dirán: "¡Cómo adelgaza su cabello!")
Mi abrigo matutino, el cuello de mi camisa montado firme a mi barbilla,
mi corbata delicada y modesta, aunque sostenida con un alfiler
(Dirán: "¡Cuán delgados sus brazos y piernas!")
¿Me atreveré
a perturbar el universo?
En un minuto hay tiempo
para desiciones y revisiones que se revertirán en un momento.


Porque los he conocido ya a todos, a todos en total;
he conocido las noches, las tardes y las mañanas,
he medido mi vida en café a cucharadas;
conozco a las voces que mueren de una mala caída
bajo la música de una habitación alejada.
Entonces ¿cómo me atreveré?


Y he conocido ya los ojos, los conozco todos,
los ojos que te sujetan mediante frases ya formuladas,
y cuando esa fórmula me desparrama sobre un alfiler,
que me deja prendido retorciéndome contra la pared,
entonces ¿cómo debo comenzar
a escupir las colillas de mis días y manías?
¿Cómo me atreveré?


Y he conocido ya los brazos, los conozco todos,
brazos con brazaletes y brazos blancos y desnudos
(pero a la luz de la lámpara con finos vellos oscuros).
¿Es el perfume en un vestido
lo que me vuelve tan distraído?
Brazos que reposan sobre una mesa, o envueltos en un chal.
¿Me debo, entonces, atrever?
¿Cómo podría comenzar?


¿He de decir: he ido al anochecer por calles angostas
y he visto el humo de las pipas elevarse
desde hombres solitarios en mangas de camisa que se asoman por las ventanas?


Debí sumergirme por los suelos de mares silenciosos,
debí haber sido un par de irregulares tenazas.


¡Y la tarde, la noche, duerme pacífica!
Largos dedos la merman,
dormida...cansada...quizás enferma,
desplegada en el suelo, aqui conmigo y contigo.
¿Debería, luego del té, los pasteles, los dulces alimentos,
tener la fuerza de llegar a la crisis del momento?
Pero aunque he llorado y ayunado, he sollozado y rezado,
aunque he visto mi cabeza (quedándose ligeramente calva) traída en un plato,
no soy ningún profeta, pero eso no importa tanto;
he visto oscilar mis momentos de grandeza
y al Lacayo de la Eternidad tomar mi saco sin bajar la cabeza,
y en pocas palabras, tuve miedo.


Y pudo haber valido la pena después de todo,
después de las tazas, el té, la mermelada,
entre la charla de tí y de mí, y la porcelana,
habría valido la pena,
haber terminado el asunto con una sonrisa,
haber convertido el universo en un balón
y rodarlo hasta la sobrecogedora cuestión,
decir: "Soy Lázaro, venido de la muerte,
he venido a contártelo todo, te lo diré todo".
Si uno dijera, poniéndose una almohada sobre la cabeza:
"Eso no fue lo que quise decir, de verdad.
Eso no es, para nada".


Y hubiera valido la pena, la hubiera valido;
hubiera valido la pena un momento,
luego de los ocasos y jardines y las calles empapadas,
luego de las novelas, las tazas de té y las faldas por el suelo arrastradas.
¿Y a esto agregarle mucho más?
¡Es imposible decir lo que quiero decir!
Como si una linterna mágica reflejara los nervios en la pantalla:
Hubiera valido la pena un momento
si alguien, poniéndose una almohada o quitándose su chal
y volteando hacia la ventana, dijera:
"Eso no es, para nada,
eso no fue lo que quise decir, de verdad".


¡No! Yo no soy el príncipe Hamlet, nunca he querido serlo,
soy un noble de su séquito, dispuesto también
a montar una escena por conseguir un ascenso,
aconsejo al príncipe, soy sin duda un buen instrumento
muy cortés, alegre de ser de utilidad,
diplomático, cauteloso y meticuloso;
bien hablado pero con cierta terquedad;
a veces de hecho, casi estorboso-
soy también a veces el bufón, algo morboso.


Me hago viejo...me hago viejo...
Debería enrollarme los pellejos.


¿Debería apartarme el cabello hacia atrás? ¿Me atreveré a comer una ostra?
Me pondré mis pantalones de franela blanca y caminaré por la costa.
He escuchado ya a las sirenas cantarse unas a otras.


No creo que quieran cantarme a mí.


Las he visto cabalgando las olas hacia el mar
peinando los blancos cabellos de las olas que soplan hacia atrás
cuando el viento sopla el agua blanca y negra.


Hemos permanecido en las cámaras del océano
por muchachas de mar que con algas rojas coronamos
hasta que voces humanas nos despiertan. Y nos ahogamos.

10.4.10

Se fueron

Y un día regresaron a la Tierra.

Nos enseñaron que no éramos ni animales, ni espíritus ni seres humanos. Éramos robots.
Robots de carne, pues habían utilizado ese material para fabricarnos. Nos habían modelado a su imagen, pero de forma grosera, muy aprisa, sin pulir los detalles. Ellos eran los únicos seres humanos del planeta. Se fueron hacía mucho tiempo y nos lo habían dejado. Porque eran indolentes y porque nos habían concebido trabajadores, hábiles, con conciencia profesional y ambición. Durante siglos y siglos, habíamos sido los forjadores de una nueva Tierra.

Pero habían regresado.
Y en la mirada sin vida que nos dirigieron no había ni gratitud ni indulgencia.

29.3.10

Aqui y Ahora

¡Si uno pudiera encontrar lo que hay que decir, cuando todas las palabras se han levantado del campo como palomas asustadas! ¡Si uno pudiera vencer algo, con sólo lo que encuentra, una piedra, un cigarro, una varita seca, un zapato! ¡Y si éste decir algo fuera una confirmación de lo que sucede; por ejemplo: agarro una silla: estoy dando un durazno! ¡Si con sólo decir "madera" entendieras tú que florezco; si con decir calle, o con tocar la pata de la cama, supieras que me muero!

No enumerar, ni descifrar. Alcanzar a la vida en esa recóndita sencillez de lo simultáneo. He aquí el rayo asomándose por la persiana, el trueno caminando por el techo, la luz eléctrica impasible, la lluvia sonando, los carros, la televisión, la gente, todo lo que hace ruido, y la piel de la cama, y esta libreta y mi estómago que me duele, y lo que me alegra y lo que me entristece y lo que pienso, y este café caliente bajando de mi boca adentro, en el mismo instante en que siento frío en los pies y me muerdo las uñas. Para decir todo, escojo: "estoy sola", pero me da tos y te deseo, y cierro los ojos a propósito...(Ni siquiera es cierto que son las seis de la tarde)

6.2.10

LoL

The way I look tonight

Ahora me da por contactar extraños y contarles mi vida, pero qué necedad la mía de salir perjudicada.

Me gusta su nombre: Julio César. Jamás se lo he dicho, pero también quisiera decirle que no me gusta porque me parece que hace trampa, con ese nombre es como si hubiera nacido grande. Quizás también es difícil para él, la gente debe exigirle mucho todo el tiempo.

A veces pienso en la gente, en la gente y en mí, en la persona que soy y en la que fui, no me gusta imaginarme a la persona que seré. Me aterra y me aturde hasta que me duele la cabeza y ya no puedo pensar más.

Me siento sola, quisiera hablar con alguien pero nadie parece interesado en escuchar, ni siquiera los extraños. Julio César me escucharía, él siempre lo hace, es parte de lo que lo hace grande además de su nombre. Pero no, es tarde, es demasiado. Debería buscar a más gente con quien hablar.

A veces el mundo parece un lugar tan grande y tan solo. A veces yo parezco una persona tan pequeña y tan perdida.

3.1.10

Felices visiones para el 2010

No sé qué pasa conmigo ultimamente que me estoy volviendo cada día más mamona con la gente que se lo merece, quizás sea que ya se acabó el 2009, que sí, fue culero pero ni tanto, no para mí.

A decir verdad me agrada mucho la persona en la que me estoy convirtiendo, generalmente pensamos que los amigos son para siempre y cuando nos damos cuenta de que no es asi puede entristecernos, sin embargo he pensado que a veces es lo mejor para ambos; otras veces es lo mejor solo para uno de los dos. El caso es que este año hice varios amigos nuevos, perdí a un par de ellos y me reencontré con otros tantos, haciendo un balance creo que salí ganando.
En cuanto a mi mamonería, en realidad sólo está regresando, había estado oculta un par de años pero ya la estaba extrañando y en fin, todo pinta perfecto para este 2010.

Del 2009 no me quejo, aunque fue el año de mi enmimismamiento, porque sí me volví autista y me olvidé de todo y de todos, pero me hacía falta para eso de la salud mental. Creo haber vuelto y si no pues ni modo. Este año planeo terminar mi carrera y si todo sigue igual que hasta hoy, lo haré con un buen promedio.

En fin, esto de las esperanzas y buenos deseos para el año nuevo no es muy lo mío pero qué más da, en unas semanas nos vamos a San Luis, en marzo viene Coldplay y tengo nuestros boletos, vamos por los 2 años y no puedo desear más. Soy una chica con suerte y siempre me va bien, siempre nos va bien, ¿qué podría salir mal?