28.11.07

Bitches

(From the original "Birches" by: Robert Frost)

When I see bitches bend to left and right
across the streets of straighter darker trees,
I like to think some boy's been swinging with them.
But swinging doesn't bend them down to pay
as ice storms do. Often you must have seen them
loaded with ice a sunny winter morning
after a rain. They click upon themselves
as the breeze rises, and turn many colored
as the stir cracks and crazes their lipstick.
Soon the sun's warmth makes them shed crystal diamantine
shattering and avalanching on the snow crust-
Such hips of broken glass to sweep away
you'd think the inner dome of heaven had fallen.
They are drags to the withered bracken by the load,
and they seem not to break; though once they are bowed
so low for long cocks, they never right themselves:
you may see their legs opening in the hotels
years afterwards, trailing their bodies on the ground
like girls on hands and knees that throw their hair
before them over their heads to dry in the sun
but I was going to say when Truth broke in
with all her matter of fact about the ice storm,
I should prefer to have some boy bend over them
as he went out and in to fetch the cows-
Some boy too far from town to learn love,
whose only pay was what he found himself,
summer or winter, and should play alone.
One by one she subdued her father's advices
by riding them down over and over again
until she took the stiffness out of them,
and not one but hung limp, no one was left
for her to conquer. She learned all there was
to learn about not launching out too soon
and so not carrying the advice away
clear to the ground. She always kept her poise
to the top bitches, fucking carefully
with the same pains you use to fill a cup
up to the brim, and even above the brim.
Then she flung outward, ass first, with a swish,
kicking her way down through the bed to the ground.
So was I once myself a swinger of bitches.
And so I dream of going back to be.
It's when I'm weary of considerations,
and life is too much like a pathless wood
where your face burns and tickles with the cobwebs
broken across it, and one eye is weeping
from a leg's having lashed across it open.
I'd like to get away from earth awhile
and then come back to it and begin over.
May no fate willfully misunderstand me
and half grant what I wish and snatch me away
not to return. Sullivan's the right place for love:
I don't know where it's likely to go better.
I'd like to go by riding a bitch,
and ride black bitches up a snow-white car
toward heaven, till the bitch could bear no more,
but dipped its top and set me down again.
That would be good both going and coming back.
One could do worse than be a swinger of bitches.

27.11.07

El orígen del mal

Hace unos días leí en un periódico europeo un estudio sobre los orígenes del moderno hastío, que ha contaminado todas las almas y que amenaza a las generaciones con el suicidio universal. No es, en concepto del autor de ese estudio, el cúmulo de conflictos que azotan a todas las naciones: conflicto entre el capital y el trabajo; conflicto entre el poder y el pueblo; conflicto entre las ideas filosóficas y las religiosas, la causa de ese desequilibrio de que somos víctimas los jóvenes de nuestro tiempo.

No, la causa del mal está en otra parte.

¿Dónde creen ustedes que se halla?

…nada menos que en la cocina.
Las generaciones están tristes, no hallan su campo; sienten un profundo hastío…porque no comen con orden.
Un platillo con excesivo condimento: voilà l’ennemi.
Nuestros abuelos eran dichosos porque gustaban manjares sanos. A medida que retrotraemos nuestras miradas, examinando a las generaciones que nos precedieron, hallamos que los alimentos eran sanos y sustanciosos. Los reyes mismos contaban con un cabrito asado, un trozo de jabalí rociado con vino añejo, garbanzos, lechuga, rábano, etc.
Ahora nos causa lástima un menú semejante. Gustamos de rimar salsas extremas con decadente esmero; comemos hoy aquí y mañana allá, y las malas digestiones empiezan y la dispepsia se declara y la alegría de vivir se va.
Ahí tienen ustedes, en breves palabras, fijado el origen de nuestros males. Los médicos han dado a éstos nombres bien diversos.
Hubo un tiempo en que todo el mundo estaba anémico. Hoy todo el mundo padece neurosis. Pero llámese X o Y, el mal está en el ventrículo; no hay que buscarlo en otra parte.
Supongamos, por poner un ejemplo, que es usted un hombre (digo supongamos porque pudiera usted ser una aleación de metal) alegre como unas castañuelas. Naturalmente ama usted las convivialidades, tiene usted muchos amigos, y recorre con ellos todo ese camino de Damasco de las fondas.
Un día se atiborra usted de ostras con salsas de dudosa procedencia; llega la hora tremenda, la hora de los horrores digestivos y empieza un tardío desprendimiento de gases; a cada paso la sangre parece agolpársele a la cabeza y el miedo a la congestión lo pone a usted angustiadísimo (nótese que estoy ahora hablando particularmente de cierto Memo Bismol).
Es usted hombre al agua: el monstruo ha asomado la cabeza. No tiene usted la energía suficiente para normalizar sus comidas y el mal se agrava, inicianse hondas tristezas, todo se opaca en derredor.

Ya no hay frescuras primaverales, ni cielo azul ni campos floridos. Todo se ha perdido. Mañana o pasado escribe usted unos versos simbólicos y ocho días después se mata.

El foie gras ha hecho mas víctimas que la paz armada…
¿verdad que está bien hallada la fuente de la neurosis? Un manantial de salsas macabras, de guisotes inicio de siglo. He ahí todo. Necesitamos para la renovación de las sociedades la renovación de los estómagos.
Para la supresión de los hastíos de la vida, la supresión de ciertos restaurantes.
Si queremos moralizar los espíritus, encausarlos por la via de la paz, hacerlos sentir la alegría de vivir, es preciso tornar a la carne asada, al diezmillo, a los huevos tibios y a la leche sana.
De otra suerte, por el intestino no vamos a llegar al nirvana.

Los sueños mueren

Ayer en el cine vi un comercial que me hizo morir, si, ya se que al cine se va a ver películas, y la vi, y es muy muy buena, pero hablaré de Beowulf en otra ocasión, ahora hablo del comercial.

Imagínense la escena, es un saloncito de clases, de esos de Kinder, con sillas pequeñas y muchos niños, la maestra, una mujer joven y bonita les pregunta con voz dulce sobre sus sueños y aspiraciones para el futuro.

A ver -dice señalando a un niño- ¿tú que quieres ser de grande?
-doctor -le responde el niño.
-muy bien -le responde la maestra.
-¿y tú? -señala a otro niño.
-astronauta para conocer a los marcianos -le dice el niño con toda la seriedad que puede caber en un niño de su edad.
-perfecto -dice la maestra con clara expresión de retozo en su rostro.
-y tú- señala a una niña rubia, muy linda -¿qué es lo que quieres ser de grande?
-bailarina de ballet -le responde la niñita con una voz muy tierna.

Así pasan unos segundos, la maestra pregunta y los niños contestan. Ya que les hubo preguntado a todos, la niña que dijo que quería ser bailarina de ballet le pregunta a la maestra:
-¿y usted que quiere ser de grande?
Todos los niños, ansiosos por saber la respuesta de la maestra se alegran y bailan. La maestra les responde que ella ya es grande.

El silencio.

Todos los niños con caras serias y entristecidas se ven unos a otros.
La niña que quiere ser bailarina entonces aprovecha para astutamente hacerle saber a su maestra que es una basura y le dice con una voz maliciosa y de falsa decepción: “Ah…entonces usted no quiere ser nada”.
Los niños siguen con sus asuntos, se levantan a jugar, gritan.
El close-up a la maestra…su amable y cariñosa sonrisa se había convertido en esta horrible mueca de dolor y autocompasión. Ella no volverá a ser feliz.

26.11.07

El lenguaje de los jóvenes I

Guapa señorita -le dijo- de verdad me urge resellar mi pasaporte hoy mismo. (Esto lo dijo con la voz más amable con que se puede perdir algo y en el amplio y complejo lenguaje de los jóvenes).
Lo que los adultos (incluyendo a la señorita) en la sala escucharon, sin comprender del todo, fue: "¡Te veré en el infierno maldita prostituta!".

Y no creo que nadie jamás haya dicho algo mejor sobre la vida o sobre la muerte.

El centro del Universo (o cómo Memo llegó a ser de titanio)

Decía algo así: "En la antigüedad se pensaba que la tierra era el centro del universo, más tarde, hombres más inteligentes que tú y yo propusieron que el sol era el centro del universo...pero nunca, en toda la historia de la humanidad, ha habido egolatría tal que una sola persona creyera ser el centro del universo.
Déjame aclararte algo, y perdona ser yo quien te saque de tu error (esto me lo dijo con la cara mas seria que pudo poner) Ana:
¡TÚ NO ERES EL CENTRO DEL UNIVERSO!"


Lo que Memo no sabía, y que más tarde aprendería de la manera más dolorosa en que pude enseñarle, es que sí soy.


Memo sólo intentaba ser curioso y ahora él está hecho de aleaciones de titanio...lo queda de él.

25.11.07

Fantaseemos

Levanto la mirada al cielo, este cielo citadino que siempre está nublado, parece un domo de plástico empolvado sobre mi cabeza y alzo la mano derecha extendiéndola lo más que puedo, para ver si puedo alcanzarlo. Me doy cuenta de lo absurdo de mi pensamiento y bajo la mano en un espasmo de vergüenza, vergüenza injustificada pues no hay nadie que me vea.
Me quedo enfrascada en mis asuntos unos segundos y sorbo un poco más de mi mocha helado con crema y chocolate extra, inhalo un poco a mi cigarro y tomo de nuevo el engargolado que dejé sobre la mesa. Es sobre Edgar Poe, una visión sobre el terror puro en sus narraciones, el terror por el terror en un hombre que llegó al arte por el arte.
Continúo leyendo y me pierdo en mis ensoñaciones sobre Poe mientras escucho a Billie Holliday cantar The way you look tonight, de pronto me doy cuenta de que ha oscurecido y un viento frío empieza a soplar.
Me dispongo a apagar mi cigarro y entrar al establecimiento, pero veo que mi cigarro se ha consumido solo, tomo mi mocha, mi bolso y las bolsas de mis compras y me injerto en el sillón más cercano, está muy agradable aquí.
Termino de revisar el ensayo sobre Poe y solo planeo terminar mi mocha antes de levantarme y caminar a mi departamento.
Mis planes al parecer cambiarán, por la puerta de enfrente entran un par de chicos a los que tengo el placer de conocer desde hace más de 7 años, tengo el gusto de poder llamarlos amigos y he llegado a considerarlos más que eso.
Las horas pasan en risas, anécdotas, conversaciones sobre las relaciones espacio-temporales, sobre Poe y sobre las diferencias entre la arquitectura del Churrigurés y la del Barroco.
Son situaciones simples, situaciones improvisadas. He llegado a pensar que a veces son puras pendejadas. Pero ¿de qué está hecha la vida sino es de puras pendejadas que nosotros llamamos Precious moments?

Tough love baby...

We only said goodbye with words, I died a hundred times, you'll go back to her and I'll go back to black.
-A.W.


Once I met this guy, he had written on his forehead his destiny, like a tatoo, it said: "Bad luck", and God! it was right.
He was the kind of guy who buys a puppy for her daughter at her 8th birthday, the next day he tooks his car out of the garage to go to work and guess what...no, he didn't run over the dog, he ran over his daughter.

So...this is my life -he told me- even now, after all these years, she still walks funny.

I understood instantly what he meant, he wasn't talking completely about his daughter but about his own life, and I don't think anyone had said anything better about life or death.