Todo había empezado con un ligero dolor de cabeza, se quejaba de vez en cuando de él, pero no hacía mucho por remediarlo.
Un par de meses después comenzó a tomar calmantes para el dolor, éste persistía y se hacía cada vez más agudo.
Cuando decidió finalmente ir al doctor, la condición era ya bastante grave, el dolor no le permitía dormir, comer ni trabajar. Sin embargo, el médico no pudo hallar el motivo del dolor, los estudios que le practicaban día tras día no mostraban ningún problema.
Un buen día lo hallé, se había disparado en la sien.
Ya no le dolía la cabeza.
19.4.12
9.4.12
Los pájaros
Un chismorreo de pájaros atraviesa mil umbrales hasta mis oídos.
Un motor que ruge.
Un histérico que toca el cláxon como si no hubiera un mañana.
Un reggetonero que viola la bella entropía citadina con sus ritmos cavernoides...
Pero el ruido de pájaros ruge más fuerte, en todas direcciones, atraviesa todo y llega a mí como una oleada de alegría y cotorreos; su pequeña sociedad invisible grita y aletea, toda al mismo tiempo, llamando la atención del otro que, a su vez, quiere también contar sus travesías del día.
7 de la tarde en medio de un océano de asfalto y peces-gente que van y vienen cabizbajos, a toda prisa, a algún lugar o a ninguno, ¿quién lo sabe? y yo aqui, escuchando este concierto desgarbado de voces indiferenciables, a cuatro metros sobre el suelo, en este pedacito verde en medio de tanto gris.
Un motor que ruge.
Un histérico que toca el cláxon como si no hubiera un mañana.
Un reggetonero que viola la bella entropía citadina con sus ritmos cavernoides...
Pero el ruido de pájaros ruge más fuerte, en todas direcciones, atraviesa todo y llega a mí como una oleada de alegría y cotorreos; su pequeña sociedad invisible grita y aletea, toda al mismo tiempo, llamando la atención del otro que, a su vez, quiere también contar sus travesías del día.
7 de la tarde en medio de un océano de asfalto y peces-gente que van y vienen cabizbajos, a toda prisa, a algún lugar o a ninguno, ¿quién lo sabe? y yo aqui, escuchando este concierto desgarbado de voces indiferenciables, a cuatro metros sobre el suelo, en este pedacito verde en medio de tanto gris.
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