Hace muchos meses que, al atravesar la plazuela de Coyoacán, con dirección a mi casa, pues por ahi cerca (bueno casi) me tienen ustedes a sus órdenes, pregunté a un sobrestante que, rodeado de albañiles, daba órdenes:
-Oiga usted, ¿por qué hay tanta tierra en la calle ésta?
-Porque estamos adoquinando, reina.
Ayer repetí mi pregunta al aventurarme por el pequeño Sahara que hoy limita la plazuela de Coyoacán, y el buen sobrestante me respondió:
-Estamos adoquinando.
He de tener el gusto de morirme antes que la empresa de los ladrillos vitrificados acabe de adoquinar; y digo el gusto, porque ahora cualquiera puede agonizar en mi barrio sin que interrumpan el silencio que le rodea y sí sólo el péndulo con su tic-tac, porque hoy es de rigor que todo silencio sea interrumpido por el tic-tac del péndulo...
La calandria más desvencijada que ustedes quieran suponer, rueda sobre aquélla gruesa capa de tierra, como una artillería agresora sobre zaleas...
Porque la capa de tierra que cubre la calle y que se renueva constantemente, es gruesa, es casi una capa geológica; ahora que hay habitantes en Marte, podrían éstos distinguirla. Cuando llueve, naturalmente, de todos aquéllos polvos, resultan lodos y entonces los transeúntes, so pena de un hundimiento, hacen un prolongado rodeo para no aventurarse por aquél piélago negro y pegajoso.
Los curiosos, después que han sufrido la prueba de la tierra y el lodo, se creen con derecho a preguntar...lo que yo pregunté al sobrestante; pero se les responde invariablemente lo que el sobrestante me respondió:
-Están adoquinando.
-¡Cómo adoquinando! Deben haber exclamado los curiosos.
-Si, señor, están adoquinando, replicaré yo también, ahora que ya sé cómo es la cosa; y para que mis lectores se expliquen el caso, voy a decirles cómo adoquina la Compañía de los ladrillos vitrificados.
Primero desempiedra la calle y rasca el subsuelo hasta que le llega a lo dolorido, es decir, hasta la agüita; luego terraplena; luego empiedra; luego vuelve a terraplenar; luego pone una capa de mezcla y sobre esta capa coloca los ladrillos, muy juntitos, pero no tanto, que la configuración de éstos no deje una línea vacía en cada lado: son rectangulares, pero su contorno carece de una precisión absoluta.
Una vez colocados los ladrillos, se cubren todos de una capa de tierra y se espera a que llueva. Llueve algún día, y la tierra y el agua llenan con una argamasa poco costosa los intervalos que separan a los ladrillos entre sí. Entonces se quita la capa de tierra, se barre el adoquín, y con una especie de espátula se les quita la argamasa a las junturas, después de lo cual se las colma de mezcla con un cucharón y luego esta mezcla se enjarra. Una vez enjarrada, se cubren los adoquines con nueva capa de tierra y la espátula raspa la mezcla, tornando a descubrir las junturas.
Entonces, dos o tres obreros, con alcuzas donde hay alquitrán líquido, recorren el adoquín línea por línea llenando todas las jnturas para que los ladrillos se peguen unos a otros, y hecho esto, tercera capa de tierra.
Se espera que llueva.
Llueve.
Se levanta la tierra.
Se traen espátulas.
Se extrae de las junturas el alquitrán ya sólido naturalmente.
Se traen otras alcuzas.
Se colman las junturas.
Se recubren de tierra.
Se espera que llueva.
Llueve.
Se barre la tierra.
Se extrae el alquitrán ya sólido naturlamente...
Se traen alcuzas...y ¿conocen ustedes aquél cuento?:
Este era un pato
que tras de la pata andaba
y a los gritos que ella daba
quedaba suspenso el pato,
cuando hay nomás otro pato...
que tras de la pata andaba,
etc?
Pues hagan ustedes de cuenta.
-Pero...¿y después? dirán ustedes.
Cuando hay nomás otro pato, es decir:
Se traen alcuzas,
se llenan las junturas,
se recubren de tierra
y se espera a que llueva.
-Pero ¿y después, algún día...en el fin de los siglos?
-Pues diré a ustedes, como todavía están adoquinando, ignoro los procedimientos finales.
Por hoy proseguiré mi cuento:
Cuando hay nomás se traen alcuzas
se llenan las junturas,
se recubren de tierra
y se espera a que llueva...
6 comentarios:
QUE JESUS ME PERDONE, PERO YO ESTOY SEGURO DE QUE ESTO VA A TERMINAR EN LAGRIMAS
SALUDOS!
pero... son bonitos los adoquines... (si es que son lo mismo que en chile)
saludos...
y mientras que no terminan de adoquinar no podemos ir a ver a chencho y a chancho, ni a comer gorditas, ni a comprar pulseritas, ni...chale, si son bonitos los adoquines pero...
Yo conocí un lugar llamado "El adoquín" ... y no, no era de mala muerte... creo
Nunca me habían explicado tan profundamente el por qué del desmadre coyoacanense.
Se me sigue haciendo una mentada de madre.
Pero esperare con ansias a que llueva.
hace un tiempo fui a santiago a visitar a una amiga del alma...hablamos de tí, de tu poesí...le leí la frase que alguna vez escribí en mi blogga... y, a ella le encantó...lo escribió en su libretita, hoy...lo tiene escrito en su fotolog, eso, sólo eso... un abrazo y hasta pronto...
(www.fotolog.com/asiza)
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