Hace muchos años, mi hermana y yo estábamos acostumbradas a que mis padres se fueran en viajes muy largos, a veces duraban meses y ella y yo quedábamos a merced de mi abuela paterna, quien para nuestra desgracia no era la persona más grata que había en la familia.
Un buen día, mis padres partían a un viaje de 2 meses a Alemania y mi hermana y yo, acostumbradas ya a esto, los fuimos a despedir al aeropuerto. Mi hermana era entonces muy pequeña y no podía evitar el impulso tan humano de llorar al saber que no vería a sus amados progenitores en un tiempo. Mi abuela al verla llorar intentó consolarla como sólo ella sabía: "No llores nena, van a regresar, mejor guarda esas lágrimas para cuando yo me muera".
Mi hermana entonces dejó de llorar, la miró fríamente a los ojos y le dijo: "Cuando tú te mueras, yo no voy a llorar". Se secó las lágrimas de la cara, me tomó de la mano y nos fuimos en silencio a casa.
El tiempo pasó, mis padres se divorciaron y no viajan juntos más y mi abuela pues... simplemente se volvió más callada.
8 comentarios:
uy ahora si exageraste!!!!!
estuvo buenerrimo!!!!
jajajaj saludos
(entonces mi abuela empezo a hablar sola)
mmm..
cruel... pero me gusto.
Me encanta la honestidad de los niños, jejeje
jajajaja lo mejor esq tu hermana sigue siendo igual, te quiero mucho niña
Aww, nada como la misantropía infantil para levantar el ánimo en una fría noche de invierno.
cruel!jeee!
jajaja
buenisimo
jajaja
pobre abuela, si yo fuera ella me hubiera ido tambien de viaje, pero a la ultratumba
espero q eset comentario no sea ofensivo
Pues algunos abuelos sí necesitan una de esas respuestas que sólo los niños saben dar
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