12.5.10

Jus primae noctis

El señor feudal era un hombre alto, delgado y anguloso, de modales refinados.

Los recién casados lo miraron azorados, con un pavor no exento de respeto. "Vengo a reclamar mis derechos -dijo el señor suavemente- la primera noche me pertenece". Los aldeanos no se atrevieron a replicar. El blanco caballo sin jinetes que se encontraba junto al del barón relinchó nervioso, un soldado lo sujetó por las riendas y le acarició el cuello para tranquilizarlo.
El señor feudal sonrió. "Vas a venir conmigo al castillo, pichoncito, verás que te va a gustar". En seguida montó en su corcel y lo instó a dar media vuelta, alejándose en dirección del fuerte señorial, no sin antes haber hecho señas a sus guardias.

Los soldados entonces sujetaron al novio y lo montaron en el caballo blanco.

La novia se quedó llorando en la aldea.

4 comentarios:

Αποκαλιπσισ dijo...

Vaya, es como una versión gay de "Corazón valiente", supongo que sería algo así como "Corazón caliente"...

Eres genial.

Julio Fonseca dijo...

hola amor,muy bonito tu cuentin, te iba a reclamar por lo de "pinchoncito", pero al ver que era un we, pues bueno, quedo perfecto

DURYAN dijo...

el señor feudal tenia los modales refinados.

Y los gustos no los tenia tanto.

Luna dijo...

... final inesperado, divertido.