No hay mañana

Acabo de pasar frente a un gato negro y empezó a comportarse como un demente, maullando como si la vida se le acabara...me pregunto si será un presagio.
Y es que lo sigo sosteniendo, la gente no solo hace sino que también dice las cosas más extrañas...y también las mas atroces.
Ahi estaba el pobre anciano queriendo formarse en la fila, cosa harto desagradable de hacer para empezar, y ahi estaban también las dos horribles mujeres que se acababan de conocer ahi mismo, en esa misma fila, cuchicheando sobre lo caros que están los impuestos.
"Uno siempre sale de estos lugares con nuevos amigos"
Ay qué feo!, pero si es cierto. Pero mas bien sale uno con hambre, eso que ni qué, y salimos del lugar cansadas, hambrientas y hablando con un extraño y divertido acento sudamericano.
Me quedé pensando en aquél anciano y en lo rudas que fueron esas señoras con él, que mala onda -dije- si se ve que él ni es cliente...
Pero de donde de plano no somos clientes es del puesto de las tortas, pa' empezar no daba mucha confianza, pero ni modo, el hambre era grande.
-no hay -nos dice el señor de edad -es que no hay gas.
Yo no sabía que se necesitaba gas para hacer tortas, pero supuse que eran tortas ahumadas, como el tequila.
En su refrigerador de Coca-Cola no había mas que Jarritos y en su anuncio de "Cerveza sol de 1/2 litro, 3x25$"
Es una ganga. Pensé.
Mañana volveré a ese lugar para descifrar los horribles secretos que oculta en esa publicidad engañosa.