La puerta se abrió con fuerza, impulsada por un sistema hidraulico controlado desde el interior, adentro, el conductor lo miró irritado y el hombre lo miró también, serio, desde la calle.
-¿Qué me ves güerito?
-¡Que estas bien piiiiinche biiiiiizco!
Inmediatamente después que estas primeras palabras fueran pronunciadas con tal desprecio, la mente del hombre tras el volante fue teletransportada en tiempo y espacio, años atrás, lustros, décadas quizás...la vida, cuando él, siendo aún un niño, se paró al centro del patio de la escuela, mientras a su alrededor se agolpaban los demás niños y sus profesoras, señalándolo, haciendo horribles muecas al reir, abriendo bien grande la boca, miles de dedos se multiplicaban para señalarlo, millones de voces gritaban a la vez: ¡bizco! ¡bizco! ¡bizco! ¡bizco!.
Volvemos ahora al momento inmediato a las crueles palabras del güerito, el tiempo retoma su curso regular y una sola lágrima escapó de su ojo bueno y rodó lentamente por su mejilla izquierda.
El güerito subió los 3 escalones con la cara erguida y le dió un par de palmadas en el hombro. El hombre tras el volante cerró la puerta con una expresión de autocompasión en el rostro y, con la mirada perdida, hizo avanzar el autobús.
5 comentarios:
y ahora pienso... porque se llamara asi?, pero ana contesta: te diria pero no entenderias.
tssss q cruel esta eso jajajaja y muy gracioso también
pobre wey jajaja
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...
jajajaja que cruel esta eso
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